Apocalipsis now

Final de película para la presentación de Rata Blanca en el Pepsi Music 2008. Relámpagos cruzando el oscuro cielo capitalino, lluvia casi torrencial y el solo de Walter Giardino en La leyenda del hada y el mago armaron un combo demoledor para cerrar uno de los mejores show que tuvo este festival en su actual edición.

Sin embargo, la historia había comenzado un rato antes. Tras una pequeña intro, El reino olvidado - canción que le da nombre al último disco de la banda - inauguró la lista del quinteto. A esa altura de la noche, los principales indicadores climáticos indicaban – erróneamente – que la tormenta daría una pequeña tregua y que el aguacero se haría esperar.

“Buenos Aires… ¡buenas noches!” gritaba Adrián Barileri para darle lugar a La llave de la puerta secreta. Pegadito, Volviendo a casa irritaba las gargantas y, al mismo tiempo, delataba que entre el público no sólo había fanáticos de Mötley Crüe.

Con el paso de las canciones, El show de Rata tomaba su real dimensión. De buen humor, y para el delirio de sus seguidores, Walter no se cansaba de solear en cada oportunidad como si fuera última. Si a esto último, se le suma El circulo de fuego, 71 – 06 (endorfina) y Chico callejero, estamos frente a una presentación contundente y sin fisuras. También, hay que adjuntarle el rol fundamental que tuvieron las pantallas. Esta vez, cada riff encontró un guiño visual atrás y a los costados del escenario principal.

Sin lugar a dudas, la mejor formación de Rata Blanca pasó por el Pepsi Music 2008 mostrando un sonido impecable y una eficiencia envidiable. Hoy, y en relación a los grandes conciertos, el grupo saldo su deuda. Exponiendo su costado más rockero, ganaron prestancia, persuasión y holgura artística.

Texto: Gustavo Cibreiro.